foto autoraCada vez se hace más complicado desconectar de la rutina diaria en vacaciones la hiperconectividad, nos hace estar “always on”. Los horarios de trabajo parecen extinguidos, a esto de las personas con espasticidad y sus familias deben sumarle, en la mayoría de ocasiones, un sinfín de terapias.

Pero, ¿Se puede seguir este ritmo todo el año? Rotundamente, NO. Algunas de las consecuencias de no desconectar son, entre otros:

A nivel físico:

  • Agotamiento extremo.
  • Mayor probabilidad de que aparezcan dolores y se cronifiquen.
  • Trastornos del sueño que pueden perjudicar seriamente nuestra salud y volverse canónicos.
  • Incremento de la tensión muscular y/o la espasticidad.

A nivel psicológico:

  • Trastornos de ansiedad.
  • Estrés.
  • Depresión.
  • Aislamiento social.
  • Sentimiento de incompetencia.
  • Malestar emocional en general.

Igual que en los adultos, esto sucede también en los niños. Todos necesitamos cambiar de rutina, y a no ser que los especialistas indican lo contrario, también puede ser recomendable tomarse un respiro de las terapias, o variar las actividades.

¿Cómo podemos lograr desconectar realmente?

Tómatelo como una prioridad. La desconexión no es de irresponsables sino de personas responsables y comprometidas, consigo mismas y con su productividad.

No dejes temas sin cerrar. En la medida de lo posible, deja cerrado todo antes de vacaciones. De otra forma, no dejarás de “darle vueltas “a los temas pendientes.

Ve bajando el ritmo paulatinamente,  antes de vacaciones siempre es bueno bajar el ritmo.

Delega tareas.

Asegúrate de que todos los de tu trabajo se enteran de que no estás disponible. Para evitar sobrecarga cognitiva una buena herramienta es la configuración automática de correos electrónicos informando de tu periodo vacacional.

Planea actividades que te gusten y busca tiempo para estar con tus seres queridos.

Si puedes viaja, esto te permitirá cambiar de ambiente.

Desconecta de las redes sociales.

Busca 15 minutos al día para estar contigo mismo y “escuchar” el silencio.

¿Y cuándo se tratan de nuestras terapias o la de nuestros hijos?

Padre e hija de vacacionesEn el caso de las personas con discapacidad o diversidad funcional las terapias son una parte muy importante de nuestra vida, y también porque no decirlo muchas veces se convierten en una fuente de estrés y o de cansancio. Nadie cuestiona su importancia. Sin embargo para poder realizarlas de la mejor manera posible y obtener los mejores resultados se requiere de motivación, y para no perder la motivación muchas veces resulta esencial tomarse un descanso. Cada persona es un mundo, y se debe consultar con los especialistas que nos tratan. Pero lo cierto es que el verano nos ofrece un gran abanico de posibilidades para seguir ejercitándonos con otras actividades más lúdicas. Cada vez hay un mayor consenso sobre que la terapia mezclada con actividades de ocio aumenta la adherencia del tratamiento.

Habla con los profesionales que te tratan y si es posible intentad planificar “una alternativa veraniega al tratamiento”.

 

Claudia Tecglen
Presidenta de Convives con Espasticidad y Psicóloga
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www.claudiatecglen.com