foto autorLa disfagia es la dificultad o molestia  para conformar el bolo alimenticio sólido o líquido, tritúralo y ensalivarlo adecuadamente  hasta  empujarlo desde la boca hasta el esófago sin desvío hacia vías inadecuadas como la tráquea o fosas nasales. Es muy frecuente en las personas con espasticidad dada la complejidad de la función de la deglución y la necesaria coordinación de músculos (linguales, labiales, masticadores, del velo del paladar)  y pares  craneales (V nervio trigémino, VII nervio facial , IX glosofaríngeo, X vago ,XI espinal y XII hipogástrico). La disfagia puede ocasionar serios problemas para la salud: neumonías por aspiración de restos alimenticios, desnutrición y deshidratación, deficiencias inmunológicas, pérdida de masa muscular, deficiencias vitamínicas, caries, enfermedades de las encías y más riesgo de alteraciones dérmicas.

¿Cómo saber que la deglución no es normal, que estamos ante una verdadera disfagia? Si hay pérdida de peso, es necesario esfuerzo para deglutir, se necesitan varias degluciones parciales para tragar el bolo, se emplea demasiado tiempo en comer, hay tos y carraspeo durante o después de tragar, cambia la voz (voz húmeda) después de tragar, hay un inadecuado cierre labial y quedan restos de comida entre las encías o regurgita por las fosas nasales.

En la espasticidad  una complicación grave es la neumonía aspirativa. Esta se puede producir  por la disfagia y además por  el reflujo gastroesofágico debido a la espasticidad localizada en los músculos abdominales que comprimen el estómago. A esto se añade espasticidad en la apertura y cierre del esfínter esofágico: músculo que da paso a la entrada al flujo de comida al estómago o al reflujo del estómago al esófago, de este a la tráquea y de aquí a los pulmones. Infecciones respiratorias de repetición, picos febriles  de origen desconocido y tos persistente, son los síntomas más sospechosos de la neumonía por aspiración.

¿Qué se puede hacer para evitar la disfagia y sus complicaciones?

dibujo de la laringeLo primero, espesar los alimentos líquidos y modificar la textura de los sólidos  hasta hallar la viscosidad más segura que no produzca  atragantamientos. Elegir entre viscosidad tipo pudding (cae en bloque al inclinar la cuchara, miel que cae en gotas y néctar que es la que cae formando un hilo fino.

El momento de la comida: evitar hacerlo si está  somnoliento y evitar distractores como la tele o el móvil. No hablarle mientras tenga comida en la boca.

Controlar la postura a la hora de comer: sentado, espalda apoyada en silla de respaldo corto que facilite la inclinación hacia adelante al tragar, pies apoyados en el suelo. Si cuesta mantener erguida la cabeza utilizar almohadillas hinchables. En cama, posición inclinada de 45º y la cabeza ligeramente inclinada hacia adelante!”

Ritmo de alimentación. No dar otra cucharada hasta que no haya tragado todo. Comprobar antes que no quedan restos en la cavidad bucal. Órdenes sencillas: “¡ábrela boca, mastica, empuja con la lengua, traga.

Al tragar: evitar extender el cuello hacia atrás si fuera necesario incluso sujetando la cabeza. La  barbilla hacia abajo desde que se introduce el alimento hasta que traga, si es necesario el cuidador se coloca delante y en una silla más baja.

Utensilios  adaptados: cuchara pequeña, mejor de madera, vasos de boca ancha y de un borde arqueado para que no comprima la nariz. Desechar jeringuillas, pajitas o cañitas para sorber.

Alimentos seguros. Lo son los que tienen  de textura y consistencia homogénea. Evitar mezclas colándolos. Facilitan la disfagia y pueden producir aspiración: las espinas, grumos, semillas, restos de hebras de carne, alimentos que explotan en la boca o echan agua, como naranjas o peras, pegajosos como la miel, plátano, la bollería o la pastelería, los que resbalan en la boca, como las uvas y guisantes, los que se derriten como la gelatina o el helado, los que se desmenuzan como las magdalenas, galletas, carne picada, empanadas, biscotes, quesos y los frutos secos.

Administración de medicamentos. Pedirlos en forma de sobres, o comprimidos que   se puedan machacar, o de absorción sublingual. Los jarabes se pueden diluir en agua y añadir espesante. Cuidado con los fármacos que al triturarse saben amargos a o mal. No mezclarlos con los alimentos. Se rechaza la comida y no se absorbe todo el medicamento.

Realizar ejercicios para mejorar fuerza y tono de los músculos implicados en la deglución. Lengua, elevar dorso y punta alternativamente. Empujar con la punta contra un depresor. Lateralizarla a un ángulo de la boca y hacia el contrario. Intentar repetir estos movimientos oponiendo el depresor.

Para favorecer el cierre de la glotis e impedir aspiraciones, emitir sonidos guturales oclusivos como /ikk// ukk/ /tic/ /tac/ mientras se levanta o empuja un peso. Practicar habla mantenida en diferentes tonos. Iniciar “frases de llamada o órdenes” Ejemplo. “Eh! Ven “, “¡Cállate”. Imitar el sonido dela tos.

Para favorecer el cierre labial al deglutir e impedir el babeo, ejercicios de labios: pronunciar alternativamente /u/ /i/ /u/ /i/ /t/ /d/ /ch/ /ch//ch/. “Pesas labiales”, mantener  entre los labios durante 10 segundos el depresor ,  al que se le ha puesto dos monedas de euro en cada extremo. “Bigote”, sostener un lápiz entre el labio superior y la nariz.

Problemas que se pueden plantear al cuidador. Si la espasticidad dificulta abrir la boca, estimular con la punta fría de la cuchara el labio inferior, presionar ligeramente la barbilla. Si tarda en iniciar la deglución, presionar debajo de la barbilla, elevar el hiodes ( nuez de Adán), morder ligeramente la punta de la lengua y tragar(maniobra de Masako). Echado boca arriba, levantar la cabeza hasta verse los pies (ejercicio de Shaker). Este favorece la apertura del esfínter esofágico superior y la deglución. Si “hace bolas” y no traga, estimular el labio inferior con una cuchara metida en agua helada. Colocar  esta cuchara en medio de la lengua y presionar.

Y no hay que olvidar que la presentación agradable, atractiva y alegre del plato   y  una comida sabrosa, no solo despiertan apetito sino que también facilitan la  salivación y la deglución.

Dr. Darío Fernández Delgado

Logopeda, médico de familia y psicólogo clínico

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