Foto del autorPrecisamente hoy en clase hablaba con mis alumnos/as de la Universidad de las necesidades que se (pre)suponen cubre la atención de los/as trabajadores/as sociales. Tradicionalmente el ámbito de intervención individual queda relegado a cubrir un listado de necesidades básicas que con las personas en situación de dependencia se reducen casi en exclusiva a “alimentarse, aseo e higiene…y un poquito de –rehabilitación-“. La dirección de los servicios sociales se encamina a la creación y potenciación de recursos/servicios que cubran, principalmente, estas necesidades. Pero nuevamente utilizo una frase muy recurrente: esto es necesario pero no suficiente.

El Trabajo Social es una profesión que actúa/interviene en la relación que las personas tienen con su ambiente más próximo. Y el medio ambiente natural específico de los seres humanos es la sociedad. Por tanto, no nos podemos quedar ahí, debemos ampliar la frontera de actuación de la intervención social y descubrir nuevos mundos. Mundos desconocidos para el Sistema de Servicios Sociales pero, a la vez, muy conocidos para las propias personas con discapacidad.

Al Trabajo Social no solo debe interesarle los espacios donde interactúa la persona con su entorno, sino que debe ampliar y conquistar nuevos espacios para que las personas se relacionen, participen…En definitiva VIVAN.

El ser humano es un ser que quiere hacer cosas y que, además, quiere hacer cosas que quiere. Es decir: no se trata de ofrecer a las personas espacios de participación. Es todo lo contrario, se trata de generar en la sociedad oportunidades de convivencia para que las personas decidan qué es lo que quieren hacer y cómo quieren vivir. Porque vivir es actuar y para actuar tienes que tener libertad para elegir. Pero elegir es mucho más que seleccionar un recurso donde pasar parte o la totalidad del día (Centro de Día, Residencia etc.). La elección nace de la creación propia de oportunidades, de lo previsible (como son los recursos que se ofertan desde Servicios Sociales) pero también de lo imprevisible (como son los proyectos de vida que vamos construyendo cada día y que no sabes cómo terminarán).

Ya lo decían otros autores, actuar (vivir) es mucho más que alimentarse y reproducirse: ser activo no sólo se consigue moviéndose sino que debemos de activar (mover) también la realidad misma (la sociedad).

Para ser un profesional de “lo social”, y más en el ámbito de la discapacidad, nos debe interesar mucho el paisaje en el que se viva pero más allá de eso debemos, también, pre(ocuparnos) de las formas de convivencia entre las personas y el entorno, entre las propias personas e incluso entre los propios entornos. En este sentido, hay una frase de Stanislaw J. que utilizo mucho: “De qué estás formado depende la genética; en qué te convertirás, de la política”.

En otras ocasiones he dicho que las políticas públicas, como puede ser la llamada “Ley de Dependencia”, (de)limitan las condiciones de vida de las personas.  Podemos decir que, a grandes rasgos, una política pública puede desplegar una serie de actuaciones, recursos, servicios que configuran la forma de vivir de las personas a las que van destinadas las acciones. Por eso es importante darnos cuenta que no se hace política, somos política.

Lo destacable para este post es que, tradicionalmente, las políticas en discapacidad han sido construidas con etiquetas de lo que no se es (no válido, no capaz…) y no tanto bajo ideas de lo que las personas son. Esto es importante porque los recursos se diseñan e implementan sobre las etiquetas que se visualizan bajo el concepto “discapacidad”. Etiquetas que históricamente nos han llevado a pensar que cubrir las necesidades de alimentación, dibujos de niños diversosaseo e higiene eran suficientes para este colectivo ¡Grave error! TODAS las personas debemos estar socialmente constituidas, o lo que es lo mismo, incluidas en la sociedad: ciudadanas y ciudadanos de pleno derecho. Ésta es la forma más efectiva de intervención social; ser digno y dignificado con el estatus de ciudadanía. 

Insisto en la tesis de más autores/as: Nosotros reclamamos el derecho a la diversidad, no la diversidad de derechos. Tenemos el derecho a vivir libres y no resignados, desesperados y limitados a nuestra condición…Que sirva de paso, no es sino una condición más de la diversidad humana.

Imagen: http://anaylos22integradores.blogspot.com.es/2015/02/que-es-la-diversidad-funcional.html

Jesús Muyor Rodríguez
Profesor en el Grado de Trabajo Social de la Universidad de Almería.
Director de Innovación, Comunicación y Desarrollo de FAAM Almería.
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